29 feb 2012

Ética empresarial: Una utopía

Mucho se habla de la ética y los valores en la actualidad, con especial énfasis en la falta de moral y de las buenas costumbres, sin embargo, pocos conocemos realmente la definición y significado de éstos dos conceptos. Etimológicamente hablando, “la palabra ética viene del griego ethos que significa costumbre. La palabra moral viene del latín mos, moris que significa costumbre. Por tanto en sentido estrictamente etimológico, ética y moral significan lo mismo”1, no obstante, hablando en un lenguaje menos literal podemos definir a la ética como un “conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”2 y a la moral como la “ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”2.

Es en esta parte en dónde se entra en un conflicto y discernimiento, puesto que surge la pregunta: ¿qué es la bondad y qué es la maldad?, cuestionamiento que ciertamente es muy complejo y (atreverme a enunciar que) prácticamente imposible de responder. La definición y percepción de estos conceptos se basa principalmente en la percepción de cada individuo, la educación, la cultura, la ideología, filosofía y en general todo el entorno en que se desarrolle. Aspectos por los cuales nace el problema para definir la ética como tal, entrando en un debate constante sobre su aplicación, principios y características universales, acompañado de la existencia de corrientes filosóficas como el relativismo, hedonismo, utilitarismo o materialismo, que, de una u otra manera, contradicen los principios y preceptos establecidos de la ética y “lo correcto”.

Si ya es complicado definir la ética de manera individual, lo es más aún en un grupo o conjunto de individuos, como podría ser, por ejemplo, una empresa o compañía con fines lucrativos. Mismas que en los últimos años han sido juzgadas (e incluso sancionadas) fuertemente por su falta de sustentabilidad y su carencia de responsabilidad social. Sin embargo, ¿en cuántas ocasiones nos hemos puesto a analizar y reflexionar acerca de lo complejo que conlleva el que una empresa sea considerada “éticamente correcta” en su totalidad?

No cabe ninguna duda que la finalidad de toda compañía lucrativa es la generación de utilidades (aunque existan muchas que afirmen lo contrario), y esto lo consigue, de manera muy abstracta, mediante la compra-venta de bienes y servicios. Lo que muchos no aprecian es que para que una empresa se desarrolle y se mantenga vigente en la actualidad es necesaria la presencia de muchos factores que lo consiga, ya sea el uso de alta tecnología, acaparar mayor participación en el mercado a toda costa, o la necesidad de globalizarse. “Para las empresas es difícil incorporarse al mundo globalizado sin tener que manejar, en muchas ocasiones, salarios injustos e inclusive generar desempleo como consecuencia del desarrollo tecnológico, perjudicando de esta manera la planta de los trabajadores”3.

Y es entonces en donde se puede decir que las empresas entran en una especie de crisis moral, en donde deben poner una balanza acerca de las decisiones que toman, y donde, deben tratar de virar su equilibrio hacia el lado positivo, hacia el beneficio de la sociedad o del mayor número de personas. Sin embargo, esto resulta prácticamente imposible en parte gracias al capitalismo, en donde el poder, la riqueza y las decisiones importantes siguen recayendo en los hombros de unos pocos.

Es también un hecho que no existe humano totalmente ético (creo que se equivoca quien diga lo correcto) y de no suceder esto, mucho menos podemos aspirar, esperar y sobre todo, exigir que exista una empresa con tales características. La ética empresarial (al igual que la paz mundial, la erradicación de la pobreza y el hambre) sigue siendo una utopía, y probablemente siempre lo será.

Citó Juan Pablo II: “En el mundo de hoy no basta limitarse a la ley del mercado y su globalización: hay que fomentar la solidaridad evitando los males que se derivan de un capitalismo que pone el lucro por encima de la persona y la hace víctima de tantas injusticias. Un modelo de desarrollo que no tenga presente y no afronte con decisión esas desigualdades no podrá prosperar de ningún modo.”4

Apoyando sus palabras y concluyendo que, para alcanzar la ética empresarial, se tiene que comenzar por la ética individual, y, paradójico a esto, se tiene que comenzar por la erradicación del individualismo, y el crecimiento y promoción del colectivismo, la generación de la solidaridad y el impulso del trabajo en equipo. Nos quejamos constantemente de todo lo que nos rodea, nos quejamos de las personas, de sus estilos de vida, de sus ideologías, de las religiones, nos quejamos de los sistemas económicos, de los gobiernos y de todos los “males de la sociedad”. Pero como dice el dicho “Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”, y si queremos lograr que la visión y el rumbo de las empresas cambie, tenemos que empezar por el cambio individual.


Referencia Bibliográfica:
1. Gutiérrez Sáenz, R. (2005). “Introducción a la Ética”. Editorial Esfinge. Séptima Edición.

2. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

3. Ramírez Padilla N. D. (2007). “Integridad en las empresas: Ética para los nuevos tiempos”. Mc Graw Hill. Primera Edición

4. Juan Pablo II, discurso en la presentación de las cartas credenciales del nuevo embajador ante la Santa Sede, Ciudad del Vaticano, 15 de diciembre de 2003.

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